lunes, 26 de mayo de 2014

25 de mayo

Bien, este es el futuro de nuestro Estado: formaré un partido, La República Galáctica. Seré votado. Ganaré. Mis promesas electorales lo petarán, hablaré de una República Federal Unicameral, de una Constitución Galáctica, de una fuerte política exterior (interestelar) y de sables láser. Hostia sables láser, normal que vaya a ganar. NORMAL. Obviamente, todo será mentira. Una vez sea elegido canciller supremo daré la vuelta a la tortilla. A lo más Hitler. Durante la investidura me pondré una máscara de gas, alzaré un pulgar y rociaré a mis opositores con ántrax. Entonces la República pasará a ser el Imperio. Imperio Galáctico. Tomaremos Andorra. De Andorra a Washington. Obama seguro que se ríe en mi puta cara así de primeras, pero lo que no sabe es la cantidad de simpatizantes que tendré en todo el mundo. Hay muchísimos más frikis que soldados estadounidenses. Empezarán a sublevarse en mi nombre. Gordos con acné y katanas desde Oklahoma a Japón. Y cuando el detrimento de las fuerzas armadas de las diferentes potencias mundiales sea lo suficientemente vasto, optarán por cederme el mandato. El mandato del puto planeta. Me cagaré en la mesa de reuniones de los Masones, los Illuminati y los franceses. Pero en días diferentes, que mi caca no da para tanto. Es entonces cuando mis soldados imperiales empezarán a surcar el universo en busca de civilizaciones que someter. Mis granulados gordos fustigarán a los mejores científicos del Imperio para motivarles en el desarrollo de naves generadoras de portales intergalácticos. Nada de viajar años y años, vaya puto coñazo eso; algo más inmediato, por favor. Y que monten también un programa de mutación de soldados. Quiero un ejército de superhombres, en plan Nietzsche, que lancen kamehame-has, vuelen y se muevan bailando tecktonik. En plan "somos la hostia pero a la vez patéticos". Hostia, es que el tecktonik es muy patético, imagina que estás en tu planeta de tranquis y de pronto te mata un tío bailando esa mierda. Estamos humillando a nuestros enemigos. Como cuando juegas online, matas a cualquier gilipollas, y empiezas a agacharte y levantarte sobre el cadáver simulando necrofilia. Y la humillación desmotiva. Y la desmotivación alienígena es la victoria humana. Y después utilizáremos la tecnología de aquellos planetas que vayamos anexionando para encontrar la cura a la muerte. Dios se picará mazo e igual nos lanza arcángeles. Pero cojones, nosotros tendremos zombis (la cura contra la muerte no funcionó del todo bien a la primera). No infectados de mierda. Zombis. De los que van la hostia de lento. Nadie tiene nada que hacer contra eso. Ni aunque puedas volar, seas andrógino y asexuado. Tras la conocida como Guerra Imperial Divina Z, el Imperio irrumpirá en las puertas del paraíso con un nuevo ejército de arcángeles zombi bailando tecktonik. Derrocaré a Dios e iniciaré mi carrera como deidad. A partir de entonces tendré que lidiar con los dioses de los mitos de C'thulhu, pero eso ya es otra historia.



Ayer fueron las europeas y el día del orgullo friki. Todo encaja.

1 comentario:

  1. Yo te voto. Fijo. Aunque esta pseudo campaña sea de hace cinco meses. Publica más cosas por aquí, que molan demasiado.

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